Emocionados con la berrea

No sabía muy bien de qué iba la cosa, pero hay que reconocer que la berrea es estremecedora: sales de casa antes del amanecer, caminas un rato hasta que empieza a abrirse el camino y de pronto te das cuenta de que realmente llevas oyendo a los ciervos desde que abriste la ventana de la habitación.

En serio, se le pone a uno la piel de gallina.

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